Maria Cher
El clásico compromiso que Cher tiene con el género femenino no sólo se vio plasmado en su propuesta, sino que esta vez también en sus musas. Leticia Brédice, Mariana Carrizo, Mónica Gutiérrez y Doria Loria, las elegidas por su actitud, presentes en primera fila, vestidas, obviamente, con diseños de la colección que se vio en pasarela. La propuesta revaloriza el costado elegante y el glam de los 70. Se destacan los pantalones anchos en todas sus versiones, camisas en gasa con mucho brillo y transparencia, bordados de lentejuelas muy cuidados y de efecto trash y rockero, prendas amplias con vuelo, babuchas, chalecos, túnicas de seda lavada, sacos, trajes y vestidos con exceso de tela. Juega con el verde, coral, rojo y lavanda, pero su fuerte es el blanco y negro. Las estampas incluyen manchas, roturas, imágenes de flores a gran escala, algunos prints étnicos y animal. Y todo arriba de plataformas de cuero supercómodas, chatas, o botinetas de taco alto, también diseñadas por Cher. Una lograda actualización de los años setenta.
Rapsodia
Pantalla gigante y un video artístico en la previa de este desfile inaugural. Para abrir la pasarela, una sorpresa: la presencia de la top Romina Lanaro, que brilló con un diseño en lentejuelas. Silueta relajada y multiestampas es la fórmula del éxito de esta etiqueta, que se reinventa con acierto en vestidos mini, y en las clásicas maxifaldas, enteritos con botones al frente, bermudas y blusas. Todo, en satén de seda, voile, gasas y bambulas, siempre estampadas, donde ganan flores, hojas y lunares. Look retro romántico en una propuesta plural, chic y muy veraniega.
Paula Cahen d´Anvers
Un, dos, tres..., Paula esta aquí , se oía segundos antes de que comenzara el desfile. Es que la firma desembarcó por primera vez en esta pasarela con una vuelta a lo romántico y a lo masculino, en una puesta que acompañó muy bien el concepto. La clave fue la naturalidad, evidenciada en siluetas largas, volátiles, con vestidos vaporosos, que incluyeron detalles de flecos, volados y plisados. Pantalones campana, chalecos, shorts, overoles y monoprendas sugirieron un aire de relax. Los trajes, de corte smoking, con vivos en contratono, y de lino, más etéreos y sin interiores. Acompañaron variedad de camisas con jabot, tablas y frunces, remerones largos, musculosas con estampas batik, animal print, Liberty, en un abanico de colores: azul, verde, coral, lila, blanco, gris y negro. Los jeans, cada vez más gastados, y una vuelta del nevado ochentoso, parecido, pero diferente.
Ramírez
Con pasadas teatralizadas, mostró una mujer femenina y dominante, siempre vestida con piezas de cortes limpios en texturas nobles. No faltaron los vestidos negros, clásicos de la marca, retro y de factura impecable, realzados con calados importantes en el escote y la espalda; cuellos volcados; botones al frente, y mangas voluminosas. Además, hubo faldas, tubo en su mayoría, combinadas con blusas de cuello marinero, igual que los pantalones rectos con cintura en triángulo. Para ellos, una línea más moderna en pantalones sastre, que terminan antes de los tobillos, herencia de otras colecciones, y camisas rigurosas. En colores, su eterno negro y blanco, y como novedad, una estampa, lunares sobre fondo piel.
Wanama
Flores y cuadros, las estampas dominantes de una colección que jugó a tres puntas con tipologías características de los estilos romántico, safari y retro, en un mix aggiornado. Así, alternó soleros floreados hasta los pies y blusas con estampas Liberty, bien llevadas, con pantalones de tiro alto, también chupines, chaquetas ceñidas, intercaladas con cazadoras y enteritos en tonos tierra. Todo en un look bien casual y urbano.
Jazmín Chebar
Pasarela rayada en blanco y negro, la de Jazmín Chebar, para llevar sobre ella todas las superposiciones de estampas posibles. La diseñadora desplegó color, texturas, detalles femeninos (volados, jabots, apliques de flores), y variedad en pantalones setentosos, pata de elefante y talle bajo tanto en grises, para llevar con chaleco, como en versiones psicodélicas. Para ocasiones especiales, vestidos cortos con brillo: en verde metalizado o en rombos de paillettes en negro y celeste. La libertad de combinar colores se extiende hasta en las carteras, en verde y violeta. A los pies, sandalias de taco bajo metalizadas. Una colección con mucha tendencia, pero sin perder el espíritu de la marca.
Ricky Sarkany
Mañana, tarde y noche. Ricky Sarkany cubre todos los momentos del día, con una impecable escenografía que transporta a Portofino, sobre el Mediterráneo: embarcación típica y deck, sobre los que se pasearon las modelos (y los modelos, muy al natural). A la luz del sol del decorado, variedad de prendas en batik, soleros y palazzos florales, con animal print de colores, rematados con fajas metálicas, y al pie, plataformas de gamuza con flecos en el empeine, sandalias con tiras y tacazos en tonos flúo. Bajo el cielo estrellado, vestidos cortos con cascadas de volados de flecos y de encaje, para lucir con más flecos en forma de tobillera -de gamuza o de cadenas finas- y taco de metal. Trendy y jugada.
Cora Groppo
En contraposición con un verano colorido, la diseñadora Cora Groppo creó Barroca , colección en tonos neutros, como blanco, crudo, beige, negro y visón, que se llevan solos o combinados. Y algún brillo tenue, dado por el charol. Es que Groppo se dedica a construir volúmenes, y los hace cada vez más complejos y categóricos. Atrás quedaron las formas repollo de otras temporadas para dar protagonismo a frunces logrados por cordones que recorren cada pieza. Propone tops con profundos escotes en V con volados, franjas circulares, vivos y drapeados. Además, bermudas, pantalones rectos con recorridos de cintas hasta el tobillo, y camperas cortas de cuero charolado. Para mujeres que buscan un estilo elegante, moderno y muy personal.
Posse
Las hermanas Posse armaron esta colección desde el corazón. Y se notó: hasta en el fondo de la pasarela, piel de las modelos incluida, estamparon un corazón metalizado enmarcado por un tatuaje de clara reminiscencia de los años 70 y 80. Con varias tipologías y muy buena estampa, la firma presentó enteritos palazzo, strapless con cintura marcada y volumen en falda, y vestidos largos con escote Marilyn. Uno de los fuertes, el navy, presente en más de un equipo con un toque glam, bien visto en vestidos y remeras rayadas para combinar con pantalones blancos anchos por arriba de los tobillos. En toda la colección abundan las estampas, desde manchas en violeta y negro hasta versiones de animal prints bien sobrios, en modales y satenes. Las modelos tatuadas fueron lookeadas con estrellas doradas en el pelo y cintos con herrajes. Mucha fantasía con estampas elaboradas.
Laurencio Adot
El regreso de Adot a la pasarela fue una excelente noticia en BAFWeek, con una buena puesta en escena, styling y una amplia colección de vestidos de noche. Su ropa revela un trabajo artesanal cuidadoso; volados guirnalda, que recortan el cuerpo en forma horizontal; cuellos con lazos y moños importantes, torsiones de lazos para strapless, volados cortos seriados a lo largo de las prendas, fueron algunos de los múltiples recursos que utilizó quien también se jugó por los colores plenos en vestidos para las más paquetas de las fiestas, desde el cóctel hasta la gran noche. Diversidad de modelos y mucho color; entre otros, el azul, como reemplazo del negro; amarillo, naranja, violeta, aguamarina, colorado; la variación también estuvo en las texturas, desde transparencias hasta guipiur elaborado.
Ona Saez
Cumple de 15 para Ona Saez, que por primera vez y para festejar participó de BAFWeek con Neo Tribal , una colección que tiró el ancla en la estética de las décadas 70, 80 y 90. Tres ejes bien definidos: la nueva bohemia hippie con jeans Oxford; remeras con prints de Sarah Key; consignas Love y patchworks en Liberty; vestidos mini y maxi en sedas con estampas que emulan jardines floridos y paisajes de Japón, para destacar la silueta femenina. La línea pop en verde, violeta, fucsia, rojo, amarillo, en una silueta guante con vestidos cortísimos, más remeras con logos Pac-man y estampas de superhéroes. La estética geométrica de los 90, con contrastes en blanco y negro, rayas, lunares, estampas pop-art y bordados brillosos. Destacable, su iniciativa contra el cambio climático llevada a la ropa: remeras de algodón orgánico con estampas que difunden las causas ambientalistas de la Fundación Vida Silvestre y vibraron al principio con un cuerpo de baile masculino. Para festejar.
Kostüme
Integrada, conceptual, bien resuelta, creativa. La colección de Kostüme mereció el Premio L´Oréal París BAFWeek al mejor Look Total por muchos motivos. El criterio unificador fue la asimetría: divididas en ejes, las prendas se dislocan en texturas y morfologías, para definir figuras geométricas. Por ejemplo, una musculosa de algodón es, vista del otro lado, un solero formado por una larga sucesión de tablas de lino. Un vestido sin mangas remata con cuello de camisa. Inspirada en el movimiento abstracto y en el art déco, la colección juega con lo cúbico y aerodinámico en un mix entre urbano y deportivo, canchero y femenino. De ahí su nombre, Evolución , para sus seguidores y voceros, pero para Camila Milessi y Emiliano Blanco, sus responsables, es sólo la número 16, tras ocho años de trabajo. La silueta es semi évasée de talle largo, liviana y estructurada, con una paleta reducida al blanco, negro, y algunos toques de un verde entre manzana y botella. Los hombres Kostüme son modernos, en blanco negro y llevan superposiciones de texturas. El escenario, acorde: pasarela al tono, y la marca fragamentada en tiras u omnipresentes tablas. El styling: caras pálidas, smoky eyes y peinado recogido en óvalo. Compuso la música Bob Telson, el creador de la banda de sonido de Bagdad Café, con la voz de Isabel de Sebastián; todo pensado para el andar de "una mujer que camina segura y suelta, pero a la vez sensible y vulnerable". Y en constante evolución. Ganadora, en definitiva.
Juana de Arco
Color, movimiento inusual y mucha alegría en el desfile de Mariana Cortés, que aprovechó para festejar los 10 años de su marca en el desfile de cierre del ciclo. Empezó con una orquesta en vivo y una coreografía sincronizada, que representó el espíritu de su colección Agua viva . Vestidos, calzas, remeras, shorts, pescadores, chalecos de rafia, camisolas de bambula, túnicas de lienzo, trajes de baño, y hasta ropa de dormir. Todas prendas amplias, con rayas en los colores del arco iris; estampas esfumadas; patchworks, y sus clásicos apliques tejidos al crochet. Mucho bordado con imágenes de peces, caballitos y estrellas de mar, caracoles, redes y flores. La misma propuesta también para chicas, que, contentas, posaron para la foto. Al final, el público pudo llevarse souvenirs marinos en tela que la diseñadora realiza con el Proyecto Nido. Como parte de los festejos, Cortés y su equipo se quedaron bailando largo rato en la pasarela. Siempre un estallido.
Vía : Diario La Nación
