martes, 28 de agosto de 2007
Tejiendo la historia
El “Tejer” ha acompañado al hombre en su evolución. Creatividad, comunicación, comercio y cultura han hecho del arte textil una herramienta versátil para expresarnos como personas. Cada fase de nuestra historia social ha afectado la cultura del tejido. En tiempos de guerra, las mujeres se reunían a tejer prendas para sus maridos e hijos en el frente.
En el siglo XV y XVI los tejedores eran varones eficientes y expertos en el arte del tejido. En el año 1589 con la invención de la máquina de tejer, el tejido se transformó en una actividad poco lucrativa ,los hombres lo abandonaron dedicándose a otras artesanías. El tejido pasó nuevamente a manos de las mujeres.
Para nuestra mentalidad moderna resulta difícil entender la importancia que ejerció el tejido en las mujeres. Era una tarea central en sus vidas y toda mujer cualquiera sea su edad o status social, creció aprendiendo a tejer. Durante mucho tiempo el tejido fue una de las pocas tareas creativas permitidas a las mujeres.
En el siglo XVIII y XIX, en Europa y EE.UU., los tejidos elegantes fueron el sello de las mujeres burguesas. Las mujeres de clase más baja vendían prendas para alimentar y vestir a su familia.
Tejer es la más simple y a la vez compleja arte de agujas. Los únicos materiales necesarios son un poco de hilado y dos agujas (o un ganchillo de crochet). La multiplicidad de puntos y variaciones que podemos realizar sobre la prenda es infinita, como lo es la creatividad.
Adriana Paoletta
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